25 abril 2007

No somos nada......

Si un mosquito, uno de esos que apenas vive un día, quisiese seguir paso a paso
el desarrollo de un hombre, que al menos vive 70 años, tendría el serio inconveniente de perderse el 99.9% de la vida de ese hombre.

El anhelo del mosquito sería entonces, una utopía, porque moriría mucho antes de resolver sus interrogantes acerca de como nace, como vive y como muere un ser humano.

Si existiese un mosquito que realmente tuviese la curiosidad por estudiarnos,
de nada le serviría si observase a un sólo hombre. Pero si se fijara en un grupo de ellos,se daría cuenta que, afortunadamente para sus pretensiones, cada uno vive en un estado evolutivo diferente.

De esta manera, observaría a un niño, un joven buen mozo, a un adulto y a un longevo anciano concluyendo que cada uno representa una etapa evolutiva diferente del hombre y que estas se suceden en forma continuada desde su nacimiento hasta su muerte.

Si comparamos la existencia humana con la edad del universo,
nuestra situación no sería distinta a la del mosquito.

Los científicos han estimado que tiene unos 15.000 millones de años, cifra que ridiculiza nuestros tres millones de años como especie inteligente.

En consecuencia, no podemos sentarnos a esperar que la evolución cósmica desfile ante nuestros ojos y nos revele así sus misterios.

Sin embargo, para nosotros, es de gran fortuna el hecho de que cada componente estelar (estrellas, galaxias, etc.), se encuentre en una etapa evolutiva diferente,
lo cual nos ha permitido determinar con gran exactitud, como nacen, evolucionan y se extinguen.

Para tener una idea más o menos clara acerca de la enorme extensión temporal del cosmos, juguemos con la imaginación y atengámonos a las sugerencias de Carl Sagan para graficar lo que ha sido de éste desde sus orígenes.

El famoso científico estadounidense ideó un calendario cósmico en el que la totalidad de los 15.000 millones de años atribuidos al universo transcurren en un año terrestre.

Según esta analogía, un segundo representa 500 años de nuestra historia y podemos fechar los acontecimientos más significativos de la manera siguiente:

.
1 Enero
15.000.000.000
. La Gran Explosión.
1 Mayo
10.000.000.000

Origen de la Vía Láctea.
9 Septiem
4.700.000.000

Origen del Sistema Solar.
14 Septiem
4.500.000.000

Formación de la Tierra.
25 Septiem
4.000.000.000

Origen de la Vida.
2 Octubre
3.600.000.000

Formación de las primeras rocas.
9 Octubre
3.300.000.000

Fósiles más antiguos (bacterias y algas).
1 Noviem
2.500.000.000

Diferenciación sexual en microorganismos.
12 Noviem
2.000.000.000

Plantas fotosintéticas.
15 Noviem
1.700.000.000

Primeras células con núcleo.


1 Diciem
1.300.000.000

Formación atmósfera de oxigeno.
16 Diciem
650.000.000

Primeros gusanos.
17 Diciem
600.000.000

Aparecen los invertebrados.
18 Diciem
560.000.000

Aparece placton marino y trilobites.
19 Diciem
530,000,000

Aparecen los vertebrados y primeros peces.
20 Diciem
480.000.000

La vegetación empieza a cubrir el suelo.
21 Diciem
440.000.000

Los animales terrestres - Primeros insectos.
22 Diciem
400.000.000

Anfibios e insectos alados.
23 Diciem
360.000.000

Flores arboreas - Reptiles.
24 Diciem
320.000.000

Primeros dinosaurios.
26 Diciem
240.000.000

Aparición de los mamíferos.
27 Diciem
200.000.000

Aparición de las aves.
29 Diciem
65.000.000

Extinción de los dinosaurios.
29 Diciem
60.000.000

Primeros cetaceos y primates.
30 Diciem
40.000.000

Primeros homínidos - Grandes mamíferos.

31 de diciembre

13:30 Aparición ascendientes del Hombre.
22:30 Aparición del Hombre.
23:00 Útiles de Piedra.
23:46 El Hombre se sirve del fuego.
23:56 Comienza último periodo glacial.
23:59 Arte rupestre.
23:59:20 Invención de la agricultura.
23:59:35 Poblados neolíticos.
23:59:50 Invención del alfabeto.
23:59:53 Guerra de Troya.
23:59:56 Imperio Romano. Nacimiento de Cristo
23:59:58 Las cruzadas.
23:59:59 Renacimiento.


De acuerdo a este calendario, toda la historia humana transcurre en el último minuto, de la última hora, del 31 de diciembre.

Esto nos da una gráfica idea de lo efímera que ha sido nuestra existencia
comparada con la evolución del universo.

Pero nuestra insignificancia va más allá: el lugar físico que ocupamos en el espacio equivale a un átomo flotando en un océano inconmensurable.