16 septiembre 2005

Broncas en el espacio....



Los problemas de convivencia en el espacio Disputas cósmicas


¿Qué hacen un ruso, un estadounidense y un francés enjaulados varios meses en una habitación hedionda a cuatrocientos kilómetros de la Tierra? No es ningún chiste. “Todas las condiciones para que se cometa un asesinato se dan cuando se encierra durante largo tiempo a tres personas en un espacio de quince metros cuadrados”, escribió en su diario a bordo de la Mir, la estación espacial rusa, Valery Poliakov, el poseedor del récord de permanencia fuera de nuestro planeta.

Poliakov llegó a tan terrible conclusión durante los 437 días, 17 horas, 56 minutos y 16 segundos que pasó de un tirón en la Mir. La antigua estación espacial rusa estuvo más de 15 años de servicio en los que, por motivos obvios, no se abrió la ventana ni una sola vez. Según los cosmonautas, el olor dentro de la nave era nauseabundo.
La ventilación ha mejorado en su sucesora, la Estación Espacial Internacional (ISS), que cuenta con sistemas de filtrado del aire más eficaces. Han quedado atrás escatológicas anécdotas, como cuando uno de los accidentes en la Mir rompió el depósito donde se acumulaban las heces de los astronautas, que flotaron ingrávidas por toda la nave. Sin embargo, los problemas de convivencia siguen siendo igual de complejos.

La ISS vista desde el transbordador Atlantis en 2002.Ahora mismo en la Estación Espacial Internacional, un ruso, Sergei Krikalev, y un estadounidense, John L. Phillips, comparten una pequeña base del tamaño de un vagón de tren donde resulta casi imposible contar con un minuto de intimidad ni para ir al baño. Muchos no lo soportarían ni con su pareja. Llevan en órbita cerca de 200 días, lo bastante como para volver loco a cualquiera pero muy poco comparado con lo que se necesitará en el futuro para viajar a Marte.
Los que más experiencia tienen en resolver desavenencias entre astronautas son los rusos. Hasta que ambos países comenzaron a colaborar en la Mir, a partir de 1992, la duración normal de una misión estadounidense rara vez superaba las dos semanas. Sin embargo, los rusos llevan casi tres décadas realizando largas expediciones orbitales con una duración media de seis meses. Los ex soviéticos han tenido que lidiar con graves conflictos entre sus cosmonautas que incluso obligaron a terminar varias misiones antes de lo previsto.

Algunas misiones han tenido que cancelarse antes de tiempo por peleas entre los astronautas Una de las pruebas que la agencia espacial rusa realiza para conocer la compatibilidad entre astronautas consiste en encerrarlos en simuladores en los que se realizan pruebas que sólo se pueden resolver con una buena coordinación entre todos los miembros del equipo.
Los psicólogos investigan incluso si se sincronizan sus ritmos cardíacos mientras trabajan, algo que consideran una muestra de compatibilidad de caracteres. Pero es imposible garantizar al cien por cien que el equipo seleccionado vaya a superar unido situaciones de emergencia.
Los soviéticos Valentin Lebedev y Anatoli Berezovoi fueron los protagonistas de la pelea espacial más famosa de la historia. Puñetazos en órbita Lebedev (en la foto), experto cosmonauta, era el maestro admirado de Berezovoi, con el que además le unía una gran amistad. Los dos habían sido seleccionados para participar, en 1982, en una investigación en la estación espacial Salyut 7 –una de las predecesoras de la Mir–.
Por una causa que nunca se supo, nada más comenzar la misión se declaró entre ellos una abierta hostilidad que llegó incluso a las manos en varias ocasiones. En Tierra, la agencia espacial soviética decidió cancelar la misión, pero falló el cohete que debía devolverles a casa. Lebédev y Berezovoi tuvieron que permanecer 211 días en el reducido espacio de la estación espacial –un cilindro de 15 metros de largo por 4,5 de ancho– sin apenas dirigirse la palabra. Cada uno se comunicaba independientemente con la base para pedir instrucciones y, a la vuelta, no volvieron a verse nunca más.

Evolución del montaje de la ISS.Si ya es difícil garantizar la compatibilidad entre dos personas con la misma cultura, en una expedición internacional los puntos de posible conflicto se multiplican.
Según unas encuestas que realizó la Nasa en 1992 para estudiar este problema, los astronautas japoneses recriminaban a los norteamericanos su exceso de preocupación por el pelo, mientras ellos les criticaban su escasa higiene bucal. Los estadounidenses, mientras tanto, encontraban demasiado presumidos a los europeos y éstos pensaban que los yankees no daban importancia al rito de comer.
Otro de los problemas es cómo seleccionar el menú idóneo para una tripulación internacional. ¿Qué prepararías tú para comer si invitases a un ruso, un estadounidense, un japonés y un francés? Los estadounidenses odian las conservas de pescado en gelatina, la dieta habitual en la antigua Mir, mientras los rusos aborrecen las habichuelas, zanahorias y demás vegetales que tanto gustan a los americanos.
Sea cual sea el menú elegido, siempre hay alguno que se queda sin postre.

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